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Clik here to view.En la web de Revista de Arte hacen una reseña sobre Vivir en El Escorial. Algunos extractos que nos gustaría destacar de la misma son:
Vivir en el Escorial, el último libro de Carlos Carnicer, una propuesta interesante y original que nos acerca, desde una perspectiva poco usual, a la intrahistoria del diseño y construcción de un proyecto asombroso, observando con detenimiento sus primeras décadas, como va transformando su entorno, alzándose y cambiando la vida cotidiana de las gentes que desafiaron al paisaje de aquel rincón de la sierra del Guadarrama.
El autor ha realizado una labor de profunda cata en los cimientos del proyecto escurialense. Casi podríamos hablar de prospección psicológica. Ya tenemos decenas de guías artísticas para conocer que pintores o escultores decoraron su interior, o de dónde proceden las piedras de su basílica y salas. Pero no se cuenta, por lo menos como hasta ahora, cómo se organizaron las cuadrillas de destajeros, canteros o jornaleros. O qué derechos tenían exactamente los aparejadores. Carnicer expone por dónde comenzaron los cimientos y que zona fue la primera en habitarse. Si. Pero también -he ahí su acierto-, presenta urdimbres, historia dentro de la historia, historia en la penumbra que constituye la gran historia del proyecto filipino. ¿Quiénes fueron los hombres que hicieron posible el sueño de Felipe II?, ¿De dónde procedían?, ¿Cuál era su preparación?, ¿Cómo era su vida diaria, sus condiciones de trabajo, su remuneración?, ¿Qué esperaban recibir? Pueden analizarse flujos de población que acude a una zona donde hay empleo, con frías estadísticas. Pero en la obra se ha penetrado, por cierto, con el formidable apoyo de las ilustraciones de Carlos Fernández, en el secreto que hizo posible costruir en tiempo record un majestuoso monasterio, signo de toda una época. Ciertamente estamos ante un buen libro.